Los comienzos de la música grabada. El fonógrafo de Edison

Desde la invención de la notación musical en la Edad Media comenzó a transmitirse la música a través de documentos gráficos (partituras). Al imprimirse la música se creó una forma específica de fijar la obra de arte musical. Sin embargo, esta obra de arte está incompleta sin su interpretación, le falta la parte del sonido.

Las interpretaciones musicales antes de ser grabadas se perdían en el tiempo, nos quedan fuentes que las documentan, pero no sabemos cómo sonaban, o cómo las hacían sonar sus propios compositores o determinados intérpretes. Esto cambió con la invención del fonógrafo en 1877 por Thomas Alva Edison.

Muchos músicos se mostraron entusiasmados frente a las grabaciones desde el primer momento:

– Tchaikovsky consideraba que grabar era «la más sorprendente, la más hermosa y la más interesante de las invenciones del siglo XIX».

– Rubinstein consideraba a Edison como el salvador de los artistas intérpretes.

– Según Fauré una interpretación grabada por el propio compositor iba a ser una guía incontestable para las generaciones venideras.

– Debussy afirmó en 1904 que esta tecnología aseguraría a la música «una inmortalidad completa y meticulosa»

Pero los comienzos fueron complicados por varios motivos:

 Por la captación de las ondas sonoras: El micrófono en ese momento no existía, comenzó a usarse en 1925 (fue una de las revoluciones en el mundo de la música).  La tecnología existente (hablamos de finales del XIX) alcanzaba su máxima calidad cuando se concentraban las ondas sonoras a través de una campana, un gran embudo colocado cerca del emisor de la música (solista, instrumento…). Gran parte de las ondas sonoras se perdían, sobre todo en el caso de un grupo de instrumentos. En el caso de los solistas el efecto de pérdida de armónicos significaba que una soprano de voz clara y pura podía sonar a veces lastimera o incluso etérea, a menudo distante y misteriosa.

 Por el tiempo de escucha: tanto en el caso de los discos de una sola cara como en el de los cilindros a comienzos del siglo XX era de unos dos minutos. A finales de 1920 una cara podía durar hasta cuatro minutos y medio. Por tanto el repertorio que podía grabarse era muy limitado. En algunos casos llevaba a hacer cortes en la obra original, hecho que irritaba especialmente a los músicos. «¡Querían el vals de Fausto (que dura unos 10 minutos) pero sólo debía durar cuatro minutos!, se lamentaba Busoni a su esposa después de un día de «sufrimiento» en el estudio, en noviembre de 1919.»

 Impedimentos físicos, incomodidad de los intérpretes: la importancia de la campana de resonancia en el proceso de grabación hacía que la disposición de los músicos en torno a ella fuera especial y en algunos casos muy incómoda. Los cantantes se quejaban, a menudo tenían la cabeza metida dentro de ella, alguno asimilaba la experiencia a cantar con un bozal. La aguja de grabación era muy sensible y cuando el cantante proyectaba la voz en pasajes muy fuertes la aguja saltaba y rompía un trozo de la cera del máster (según el propio Edison era difícil hacer que el aparato de grabación lidiara con el tipo de sonido que un italiano hace cuando se enamora). Una soprano dramática debía acordarse de retroceder tres pasos para sus «notas de pecho» y cinco o seis para el «registro medio-agudo».

El piano grababa peor que la voz cantada, según Rachmaninov sus primeras grabaciones parecían hechas con una balalaika en lugar de con un piano. También eran difíciles las grabaciones acústicas de los instrumentos de cuerda, en muchos de los casos lo que se conseguía era un «murmullo fantasmal».

El proceso acústico de grabación limitaba lo que se podía hacer con la música, afectaba de diferentes maneras al modo en que los músicos interpretaban y distorsionaban seriamente los sonidos que en realidad producían. Muchos intérpretes no podían siquiera ser grabados, y muchas obras clásicas eran implanteables.

Es realmente interesante ver la evolución de la música grabada: los cambios en la tecnología, cambios de repertorio, cómo ha afectado en la creación de un público consumidor de música clásica, la industria discográfica, la creación de nuevos protagonistas dentro de la creación musical (los productores)…. Este mes me examino entre otras cosas de esta materia, así que más me vale que me interese.

Como curiosidad, os paso el enlace a la grabación más antigua conocida de música. Fue realizada por Edison en un cilindro de parafina amarilla en el año 1888. Se trata del Coro de Israel en Egipto de Handel, un coro de 3025 voces dirigido por August Manns. Apenas puede percibirse nada, más allá de ruidos extraños… pero es curioso.

«Coro de Israel», Hendel. Grabación hecha por Edison.

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